La Sonata para Flauta y Piano de Prokofiev es una pieza desafiante que requiere práctica cuidadosa. Es importante entender la intención del compositor y apreciar la pieza como una entidad viva que puede interpretarse de manera diferente. Las articulaciones y anotaciones no deben seguirse mecánicamente, sino entenderse en términos del estado de ánimo y fraseo intencionados. ¡Como intérprete, tienes el privilegio de interpretar la pieza y comunicar el mensaje del compositor al público!

La lección de Marina Piccinini sobre el primer movimiento se centra en su complejo narrativa, que se revela a través de sus armonías cambiantes y dirección tonal. Ella enfatiza la importancia de mantener la estabilidad y sencillez en la parte de la flauta, mientras se permite que el piano navegue los cambios tonales dinámicos. Piccinini también proporciona consejos y ejercicios útiles, como practicar arpegios en pequeñas secciones y aumentar gradualmente la velocidad.

El segundo movimiento requiere una interpretación ligera, animada y juguetona. Es importante entender la estructura de la pieza, hacer transiciones suaves entre los personajes y practicar la coda cuidadosamente.

El tercer movimiento de la Sonata para Flauta y Piano de Prokofiev es una pieza lírica y expresiva que requiere un tempo controlado y una manipulación hábil de las dinámicas y los colores tonales. El papel del bajo del piano es crucial, y la parte media de la pieza marca un intercambio onírico entre la flauta y el piano. La pieza termina con una resolución tranquila y pacífica.